La consolidación electoral del macrismo ha abierto una serie de análisis que intentan explicar las causas de la reafirmación mediante el voto de una gestión reaccionaria como la del Pro. Los intereses de los sectores populares se encuentran vulnerados sistemáticamente por Macri y su camarilla de empresarios y punteros: el avance en el vaciamiento de la educación y la salud públicas, la ausencia de políticas de vivienda, la instrumentación planificada a nivel estatal y paraestatal de la represión y la xenofobia, la corrupción y el saqueo de las arcas públicas en beneficio de las empresas amigas son signos indiscutibles de la estirpe derechista de esta fuerza. Sin embargo, esto no se ha visualizado claramente por un sector del pueblo, y esa gestión ha sido refrendada mediante el voto.
Ante esta consolidación en las urnas de un variable abiertamente contraria a nuestros intereses como trabajadores, desde la izquierda, las organizaciones y movimientos sociales, el pueblo en lucha, debemos plantearnos y replantearnos tareas y desafíos con espíritu crítico y autocrítico.
Una disputa en una cancha cada vez más ajena
En el escenario electoral, con reglas y pautas cada vez más restrictivas y más institucionalizadas en perjuicio de nuestros intereses de clase, la izquierda viene retrocediendo a paso redoblado.
Asistimos en las elecciones porteñas a una polarización del voto que fue asimétrica: el voto conservador, encabezado por el macrismo, logró aglutinar fuerzas con eficacia a su alrededor, obteniendo incluso el apoyo de muchos de los que se ven perjudicados por sus políticas. El voto pretendidamente progresista del Frente para la Victoria y sus dos colectoras no logró despertar el entusiasmo que ellos mismos pretendían en la ciudadanía. Pese a los traspiés propagandísticos que varios analistas le señalan a Filmus – Tomada, entendemos que deben buscarse las causas para su derrota en los hechos y en sus posiciones concretas, y no sólo en los desaciertos comunicacionales de su campaña o en su falta de carisma.
Daniel Filmus no es otro que uno de los ideólogos de la reforma educativa (la Ley Federal de Educación y su heredera la Ley de Educación Nacional) ahora presentado por sus defensores como un respetable académico, dejando así a un lado su filiación con el peronismo porteño en el que incursionó nada menos que de la mano del ex intendente Grosso. A Filmus lo secunda Carlos Tomada, Ministro de Trabajo y administrador de la precarización laboral hasta en su propia cartera, portavoz de burócratas sindicales como el asesino Pedraza; un ministro dócil con las mafias del presidiario Zanola o del delator Gerardo Martínez, violento con los docentes de Santa Cruz, reprimidos con tanques hidrantes e infantería. En lista que ambos presiden podemos encontrar entre los primeros lugares a candidatos ingresados a la legislatura como Alejandro Amor, burócrata del SUTECBA (municipales). Difícilmente el electorado porteño pueda visualizar como progresista a una fuerza que militariza la ciudad con Gendarmería y Prefectura, atesta las barriadas pobres con la Policía del gatillo fácil, reprime docentes, apoya con votos la creación de la Policía Metropolitana, acompaña con su aprobación más de la mitad de los proyectos del PRO en la Legislatura, y sigue la lista. El oficialismo nacional, que alternó las iniciativas anteriores con su agenda de medidas tímidamente redistributivas y su retórica de DD.HH., vio en las elecciones porteñas un contendiente sólido que le ganó por derecha. Sabemos que los proyectos del macrismo y del kirchnerismo no son idénticos; pero las diferencias que los separan no son antagónicas y no deben confundir cuáles son nuestras tareas militantes.
En ese antagonismo engañoso, donde la derecha es más consecuente que el pretendido reformismo, Macri ganó con algo más que globos de colores.
El avance conservador: una realidad, pero no una sorpresa
La convivencia armoniosa del Pro y el FpV en la legislatura, las treguas sindicales pactadas sucesivamente por las burocracias de sindicatos mayoritarios de municipales y docentes (direcciones de SUTECBA y UTE), entre otras medidas, definen un escenario donde el fortalecimiento de la actual gestión no es un hecho abrupto ni de último minuto. El macrismo viene avanzando no sólo en las urnas: su incremento en la red punteril, absorbiendo los rezagos del PJ, y su eficacia marketinera para interpelar sectores amplios de la población, dan muestra de una construcción que pretende afianzarse.
Desde Hombre Nuevo creemos que ante la avanzada del macrismo, y eludiendo las falsas opciones, es preciso apostar a espacios multisectoriales amplios, pero ajenos al encolumnamiento con el oficialismo nacional. Sostenemos, autocríticamente, que hemos dejado “campo libre” al gobierno porteño y también al oficialismo nacional al no poder conformar una opción unitaria para la lucha, libre de hegemonismos y que se visualice como opción de izquierda y de masas.
Este domingo 31 nos enfrentamos a un problema que no se resuelve con la opción que las dos variantes electorales existentes nos presentan. Reducida esta segunda vuelta a una elección entre lo malo y lo peor, LLAMAMOS A NO VOTAR.
Unidad para la lucha
Creemos que nuestra tarea es construir unidad de clase, unidad de acción, poder para el pueblo.
Sabemos que esa tarea, ardua y trabajosa, requerirá de esfuerzos; sabemos que el escenario es adverso, pero estamos convencidos de que un apoyo al “mal menor” no contribuirá a un avance en los desafíos que como pueblo poseemos.
Apostamos a trabajar hacia una unidad real de los de abajo. Apostamos a la lucha.
Por eso no los votamos.
AGRUPACIÓN HOMBRE NUEVO
25 – 07 - 11
http://agrupacion-hombrenuevo.blogspot.com/
http://lallamarada.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario