jueves, 19 de junio de 2014

Cría buitres…


Ante el fallo contrario al gobierno argentino en los juicios por el pago a los fondos buitres, sale una vez más a la luz la incapacidad de la clase dominante local y sus voceros de encabezar una lucha contra el imperialismo y la necesidad de levantar las banderas del antiimperialismo radical.

Los hechos
El rechazo de la Corte Suprema de los Estados Unidos al pedido del gobierno argentino de revisión del fallo de los tribunales inferiores en la causa iniciada por los “fondos buitres” significa un revés en la política de “normalización” de las relaciones el país con los mercados externos que el gobierno viene impulsando con ímpetu desde fines del año pasado. En la búsqueda de reinsertarse en los mercados financieros internacionales y de recomponer vínculos con las fracciones más concentradas del capital local, el gobierno kirchnerista viene acordando con multinacionales y organismo multilaterales el “saneamiento” de su situación.
Hasta ahora, la buena disposición del gobierno, aplaudida por empresarios y sus representantes políticos, venía dando “buenos resultados”. Pero el reciente fallo pone en riesgo toda la “política de desendeudamiento” al empujar a la Argentina al borde del “default técnico”. La ratificación del fallo del juez Thomas Griesa de Nueva York implica que el gobierno argentino debe abonar a los “fondos buitres” encabezados por NML Capital (de Paul Singer) u$s1.330 millones. Esto es, el 100% del valor nominal de los bonos de deuda soberana que compraron al 10 o el 20% de su valor cuando se desató la crisis de 2001 y la Argentina declaró el default. La contratación por parte de argentina de Paul Clement quien fuera procurador general del gobierno de George W. Bush para elaborar la presentación ante el tribunal supremo, buscando que el fallo fuera el rechazo o por lo menos la consulta al gobierno de los Estados Unidos, no dio sus frutos.
En estas horas, una delegación encabezada por el ministro de economía Axel Kicillof partió hacia la metrópoli. Según el ministro, se buscará negociar con Griesa para llegar a un acuerdo de consenso con los fondos privados. Los abogados del gobierno argentino buscan convencer al juez Griesa de la necesidad de abrir una negociación esgrimiendo que en caso de aplicación del fallo el país entraría en “default”. A fin de mes, el gobierno se comprometió a pagar u$s 900 millones de dólares a los bonistas que entraron en las reestructuraciones de deuda de 2005 y de 2010. En caso de mantenerse la decisión de aplicar el fallo inmediatamente, los fondos que Argentina debería depositar en bancos de Estados Unidos para efectivizar el pago serían embargados para cumplir lo dispuesto por Griesa.
Pero aun cuando se diera este escenario, la propuesta de pago del gobierno argentino debería ser superior a la ofrecida a quienes aceptaron las reestructuraciones de 2005 y 2010. Si esto ocurre antes de diciembre de este año, se aplicaría la cláusula RUFO (“Rights Upon Future Offers”, en castellano, Derechos sobre Ofertas Futuras). Si la Argentina finalmente paga a los fondos buitres incluidos en el presente juicio el 100% o un porcentaje superior a la de los canjes anteriores, por un lado, se sentaría precedente para el 7% restante de tenedores de la deuda “defaulteada” en 2001 que sigue en litigio y que, de aplicarse el mismo criterio, implicaría la obligación de pagar u$s 15.000 millones (aproximadamente, la mitad de las reservas actuales del Banco Central). Por otro lado, de concretarse el pago a que obliga la decisión de Griesa ratificada por la Corte Suprema norteamericana, se habilitaría a los bonistas que aceptaron las reestructuraciones previas a exigir lo mismo. Por eso, los negociadores del lado argentino buscan prolongar la decisión por lo menos hasta que dicha cláusula caiga; al mismo tiempo que necesitan llegar a un acuerdo que permita estirar los plazos de aplicación del fallo ya que de no hacerlo la Argentina volvería a entrar en default.
Ante una negativa del juez de abrir una negociación y/o de los fondos buitres, situación que constituye el escenario más probable, los funcionarios argentinos evalúan reflotar la propuesta de cambiar la sede de pago de Nueva York a Buenos Aires para evitar el embargo. No obstante, esto significaría desacatar las decisiones de la justicia norteamericana.

Los dichos
En discurso por cadena nacional el mismo día que se conociera la decisión de la Corte Suprema de EEUU, Cristina Fernández de Kirchner, realizó un recorrido por la historia de la deuda externa argentina deteniéndose en los numerosos casos de fraude y corrupción que la atraviesa. Sostuvo: “Todo gobernante, todo país, todo dirigente en el ámbito de la política, de la economía tiene que estar dispuesto a negociar; lo que no pude hacer, por lo menos ningún presidente de una nación soberana, es someter a su país y a su pueblo a una extorsión semejante.” En la conferencia de prensa que dio el 17 de junio, Kicillof fue más osado y empleando la consigna con que los republicanos españoles resistieron la ofensiva sobre Madrid en noviembre de 1936 afirmó “No pasarán, no van a voltear las reestructuraciones de la deuda”. Agregó: “No podemos estar de nuevo en una situación donde, por pagar la deuda, reine el hambre”.
Desempolvando los discursos sobre la soberanía, los máximos representantes del ejecutivo denuncian ahora el origen de la deuda, la acción de los fondos buitres, las decisiones de los tribunales norteamericanos. Se lamentan de que no se valore la disposición de pago y la política de “pagadores seriales” que vienen ejecutando de manera sistemática. Las encendidas invocaciones al patriotismo, las denuncias de “extorsión”  y las referencias a la sujeción o al hambre del pueblo se combinan en el discurso oficial con la voluntad de pagar, de llegar a un acuerdo, de “pagar los platos rotos de la fiesta neoliberal”.
En plena carrera hacia el 2015, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri llamó a la unidad de las fuerzas políticas: “Quienes aspiramos  a la Presidencia de la Nación deberíamos suscribir en las próximas horas un compromiso de continuidad de la política que enunciara la Presidenta en el sentido de mantener la garantía total de pago para los acreedores de buena fe y de mantener las decisiones que se definan en el marco de las opciones que se abran con los deudores que no ingresaron al canje. Todo con el fin de mantener en pie la economía nacional”.
Los representantes de las centrales de trabajadores oficialistas se sumaron, como de costumbre, a línea trazada por el gobierno. En una solicitada Antonio Caló apoyó el "desendeudamiento" y rechazó el "sistema financiero internacional que prioriza la especulación sobre la producción y el trabajo". En sintonía, Hugo Yasky sostuvo "Acá no se trata de pagar o no pagar sino de quebrar la hegemonía del capital especulativo en el mundo que destroza los países".
Del lado de la oposición derechista, las posiciones fueron incluso más vergonzosas. En una entrevista radial en Radio 10 Macri, defendiendo la necesidad de llegar a un acuerdo con los fondos buitres, sostuvo: “Siempre dijimos desde PRO que la actitud clara y coherente es privilegiar el interés nacional por sobre cualquier cuestión política. Ahora hay que agotar las instancias de diálogo y negociación y llegar a una solución acordada que nos permita continuar con el camino que inició el Gobierno, que es ir regularizando los temas pendientes”. En sintonía con el PRO, Hermes Binner en una entrevista de CN23 despejó cualquier duda que algún desprevenido pudiera tener sobre el contenido socialista del referente: "Son fondos cuestionados, pero no podemos resolver que no los vamos a pagar. Luego de la posición firme de Griesa, nosotros debemos realizar otra propuesta de pago. Debemos responder a las demandas, si Argentina no lo concreta, realmente no avanzaremos a integrarnos al mundo." Haciendo gala de su discurso de oposición seria y responsable, Massa presentó un proyecto de formación de una comisión bicameral para el seguimiento de la deuda externa y, buscando acomodarse en el sillón presidencial, dijo en Radio Mitre “Este fallo no es el castigo a un Gobierno, sino una sanción a la Argentina. Este Gobierno se va en 500 días, pero la Argentina tiene que resolver su situación con los mercados”.
En síntesis, oficialismo y oposición de derecha coinciden en que “hay que resolver la situación” pagando a los fondos buitres. Los sectores más definidamente liberales proponen pagar sin chistar mientras el oficialismo seguramente termine pagando pero intentando hacer valer algunas condiciones como por ejemplo la fecha del acuerdo, además de los fuegos artificiales verbales aludiendo a la soberanía. Nadie ha planteado investigar el origen de la deuda. Nadie ha por lo menos sugerido negarse a pagar, ni siquiera como una cuestión táctica para forzar a una negociación. Como siempre, la posición ante el imperialismo por parte de la clase dominante local se reduce al modo, un poco más o un poco menos abyecto, de subordinarse a los centros de poder.

Furgón de cola o antiimperialismo
Los recientes hechos y dichos muestran, una vez más, la incapacidad y la falta de cualquier atisbo de voluntad de sostener una perspectiva antiimperialista por parte la burguesía argentina y sus expresiones políticas. Poco hay para agregar a lo que los propios sectores de oposición de derecha proclaman, en lenguaje menos chocante, no es otra cosa que la relaciones carnales con el imperio de Di Tella, formulado académicamente por Escudé como “realismo periférico”.
Por su parte, el gobierno toma frases de la tradición antiimperialista para justificar el pago de una deuda ilegítima y fraudulenta. La estrechez de esa perspectiva se traduce en gestos concretos como la contratación de un cuadro de George W. Bush, en la defensa del “derecho de pagar” y en presentar el pago de la deuda (eufemísticamente llamada “política de desendeudamiento”) como una gran conquista del pueblo argentino a lo largo de la década ganada. Contrasta el tono descolocado a la hora de hablar de la extorsión de los fondos buitres, con la violencia con la que se pide que las fuerzas de seguridad y los siempre listos burócratas sindicales pongan fin a la “extorsión” de una medida de fuerza de obreros peleando nada menos que por su fuente de trabajo y subsistencia. Frente a la Corte Suprema de los Estados Unidos, frente a NML de Paul Singer, no hay proyectos de ley que busquen combatir la “extorsión” como sí los hay cuando se trata de enfrentar la supuesta “extorsión” de trabajadores que realizan un piquete para reclamar por sus derechos. Coherente con la defensa del capitalismo “serio”, el problema es el porcentaje de ganancia y no la ganancia en sí. No faltó el argumento de que si nos empujan a la cesación de pagos, no vamos a poder pagar, retomando la frase de Néstor Kirchner: “permítannos crecer para poder pagar, porque los muertos no pagan”.
Durante los años de crecimiento, con superávit comercial y fiscal y reservas récord, el pago “serial” implicó la salida de decenas de miles de millones de dólares. Se dice que se usaron reservas y no dinero recaudado a través del ajuste pero no queda duda de que esos recursos no se emplearon en resolver los problemas estructurales de la economía argentina y, menos aún, en mejorar las condiciones de vida, trabajo, viviendo, transporte, salud y educación del pueblo. La “quita” a los llamados acreedores de buena fe en los canjes de 2005 y 2010 resulta muy inferior al 50% presentado por el gobierno e implica que renovación de deuda que prevé vencimientos hasta más allá del 2030. Negando los costos sociales, las burocracias convierten el pago de la deuda “en nombre de los trabajadores”; y reflotan la diferencia entre capital especulativo y capital productivo, presentándolos como dos grupos antagónicos y no como lo que son, dos formas necesarias e intrínsecas al desarrollo de la acumulación de capital.
Resulta insultante que los funcionarios estatales y los funcionarios que actúan desde el movimiento obrero hablen de la necesidad de pagar cuando el deterioro de los salarios, de los beneficios sociales, los despidos y las suspensiones ya son moneda corriente. Desde Hombre Nuevo levantamos las banderas del antiimperialismo, del único antiimperialismo consecuente que es el que podemos llevar adelante los trabajadores y el conjunto del pueblo; del antiimperialismo profundo que forma parte de la lucha por el socialismo. La posibilidad de llevar esa lucha contra el imperialismo a fondo implica, necesariamente, combatir al capitalismo.
AGRUPACIÓN HOMBRE NUEVO

19 de junio de 2014

viernes, 13 de junio de 2014

PRESENTACIÓN DE LA JUVENTUD DE HOMBRE NUEVO FERNANDO DELIENS

EL CHE Y LAS TAREAS DE LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA
con la participación de
Vicente Zito Lema
y Néstor Kohan
Sábado 21 de JUNIO a las 20 hs.
en la sede de la AJB Quilmes
(Brown 147, esquina Castelli - Quilmes)

                Nace La Juventud de Hombre Nuevo Fernando Deliens

                                                                 

Jóvenes fueron los estudiantes que lucharon por la reforma del 18
Joven fue Santiago Pampillón.
Jóvenes fueron los activistas del Cordobazo.
Jóvenes fueron los héroes de Trelew.
Jóvenes fueron los chicos de la noche de los lápices.
Jóvenes fueron los héroes de Malvinas.
Jóvenes fueron los combatientes de Monte Chingolo.
 Jóvenes también fueron de los primeros piqueteros.
Jóvenes estuvieron al frente el 19 Y 20 tirando piedras y haciendo barricadas.
Joven era Carlos Almirón.
Jóvenes fueron Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
Joven fue Mariano Ferreyra.
Joven fue nuestro compañero Deli.
Jóvenes, de una madera noble y dura como el quebracho.
Tenaces, sacrificados y abnegados.
Jóvenes trabajadores.
Jóvenes de nuestra clase.

A 86 años del nacimiento del Che, lanzamos la Juventud de Hombre Nuevo Fernando Deliens, una organización de jóvenes que pretende aportar a la construcción y desarrollo de un proyecto revolucionario para nuestro país.
Derrota de los 70’ y la cuestión del poder
 La profunda derrota que la clase trabajadora ha sufrido en nuestro país tras la feroz dictadura de los 70’, se enmarca en un retroceso generalizado y a nivel internacional del campo popular y los sectores revolucionarios que fuimos fuertemente golpeados por nuestros enemigos en el mundo entero. Siendo la caída del muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión Soviética símbolos por demás ilustrativos del fenómeno en cuestión. En nuestro país, el retroceso no sólo implicó una derrota político-militar, sino que constituyó un golpe moral y un desarme ideológico, siendo este último el que configura la verdadera derrota estratégica.
En los 90’, las condiciones desfavorables nos empujaron a una etapa de acumulación de fuerzas. Tras la caída de la Unión Soviética, las aguas se dividieron, algunas izquierdas empalmaron con la derecha en plantear el fin de toda perspectiva de transformación radical del capitalismo, descartando como horizonte la lucha revolucionaria por el poder; en el otro extremo, las izquierdas institucionales minimizaron la derrota, asociándola livianamente con la caída de una tendencia (el estalinismo), y continuaron con una política centrada en la disputa electoral. Por su parte, el guevarismo quedó desmembrado y con algunas expresiones minoritarias con una concepción fragmentada y unilateral del pensamiento del Che; desmembramiento producto de la fuerte represión sufrida durante la dictadura, que tuvo a esta corriente como uno de sus principales objetivos y que terminó con la aniquilación física de miles de compañeros y cientos de dirigentes. En cualquiera de los casos, la cuestión del poder quedó fuera de discusión. Al tiempo que se iba instalando dentro de la militancia cierto culto a la práctica sin teoría.
Por su parte, las heroicas jornadas del 2001 se constituyen como un punto de inflexión en el proceso de acumulación de fuerzas. La crisis de dominación que atravesaron los poderosos de nuestro país, no adquirió un carácter revolucionario por la ausencia de una alternativa política, ausencia que lleva el signo del desarme ideológico y la debilidad organizativo-política de nuestra clase duramente golpeada en los 70’, 80’ y 90’. El 2001 como escuela, nos ha demostrado que los trabajadores y el pueblo en la calle y dispuestos, tenemos la capacidad de correr a la policía y sus gobiernos.
No se fueron todos, más bien cambiaron de cara y estrategia las clases dominantes. En diez años, una variante inteligente de la burguesía acompañada por un viento de cola económico a partir del aumento de precio de los commodities, el kirchnerismo, ha logrado reconstruir con creces la legitimidad de las instituciones de dominación, la confianza de los trabajadores y el pueblo en las mismas.
Para lograr con su cometido, la reconstrucción de la hegemonía, el kirchnerismo ha otorgado algunas concesiones, que pretende se constituyan como punta de lanza para adueñarse de banderas históricas de nuestra clase. Intentona que tiene su capítulo especial en el proceso objetivo de politización de la juventud que se desata tras las jornadas del 2001 y que el gobierno pretende hacer pasar como obra suya.
Juventud Fernando Deliens
Sucintamente hemos tratado de enumerar algunas de las grandes dificultades que, entendemos, atravesamos como clase en la etapa actual. La derrota histórica, el desarme ideológico, el culto a la práctica sin teoría que heredamos de los 90’, la ausencia de una izquierda revolucionaria, la cooptación e institucionalización, impactan fuertemente en la juventud, su formación y perspectiva. Estos son algunos de los fundamentos que impulsan el nacimiento de la Juventud de Hombre Nuevo Fernando Deliens. Una Organización Revolucionaria de Jóvenes trabajadores y estudiantes que pretende humildemente aportar a la construcción y desarrollo de un proyecto revolucionario para nuestro país, que tenga como punto ineludible la lucha por el poder. Puede que dicha afirmación se aparezca como anacrónica, ahí una de nuestras tareas: volverla actual, a partir de la reconstrucción de una izquierda revolucionaria.
Los jóvenes hemos jugado roles centrales en todos los procesos de transformación histórica. De la mano de la reconstrucción de la izquierda revolucionaria y el guevarismo, es preciso construir la juventud revolucionaria y la juventud guevarista; que dispute la orientación del movimiento juvenil, que levante una alternativa a las variantes burguesas y reformistas. Que aporte a la lucha ideológica desde el guevarismo entre los jóvenes, pero también al desarrollo de la acumulación de masas.
Debemos realzar la centralidad de la formación política, tal como nos enseñó el Che, aquel revolucionario que hasta en las condiciones más adversas continuaba con su formación sistemática, en los campamentos guerrilleros de la selva y hasta arriba de los árboles. Es preciso que trabajemos en la formación de cuadros juveniles que apuntalen el rearme teórico que nos disponemos a encarar desde el guevarismo. Pero que nos formemos en el marxismo vivo y no en el esquematismo dogmático, debemos ser una juventud creativa, capaz de pensar en nuestras propias condiciones, con nuestros pies en nuestro continente y la mirada en nuestros objetivos estratégicos. Porque una juventud que no crea es una anomalía.
Fernando Deliens ha sido un militante revolucionario de nuestra organización Hombre Nuevo. Joven y abnegado activista que poseía las características fundamentales con las que aspiramos a educarnos los miembros de la naciente organización. La abnegación, la perseverancia, la disciplina, la humildad, el humanismo, la dedicación a la formación, la disposición a asumir todas las tareas, la condición de organizador, la sistematicidad, la creatividad y la juventud fueron algunas de sus características fundamentales. Es por ello que hemos resuelto que la Juventud de Hombre Nuevo lleve el nombre de Fernando Deliens.  
El escenario actual de ajuste y represión, prefigura el corrimiento a la derecha de la realidad política que se viene en nuestro país. Como en todas las crisis y los posteriores ajustes, los jóvenes somos los más golpeados. Desde la Juventud Fernando Deliens formamos parte de las luchas por defender y ampliar nuestros derechos, y de todas las luchas legitimas de nuestro pueblo, que abonen a mejorar nuestras condiciones, pero también y fundamentalmente que abonen a la organización de nuestra clase para la realización de una sociedad sin explotadores ni explotados, sin opresores ni oprimidos.
Por el socialismo. Crear dos, tres, muchos Guevara.
SEREMOS COMO EL CHE.
Juventud de Hombre Nuevo Fernando Deliens

14 de junio de 1928 - 14 de junio de 2014 :: El Che vive::

En cada bandera roja que flamea en las marchas de los pobres que se rebelan, y en cada uno de los que llevan esas banderas; en los estudiantes y trabajadores que saben que su destino es uno y el mismo y es de lucha; en los escritos sobre las paredes que gritan lo que la prensa calla o miente, y en los que escriben y leen esas paredes; en el piquete, en la fábrica tomada; en los que resisten, en los que no se entregan; en los que no canjean los principios por la adaptación a los tiempos que corren y la predilección por lo menos malo; en los que siguen luchando día a día por la revolución, aunque se muestre esquiva, aunque se la divise a lo lejos; en alguna barricada alzada contra el hambre, en cualquier lucha contra los dueños de todo, sea en la selva o en el campo o la ciudad.
Allí está: vivo, naciendo. Lejos de la producción en masa de su imagen para el consumo; afuera de los salones oficiales de los gobiernos burgueses que lo adoptan de a ratos como póster de feria, como credencial de progresista para camuflar sus agachadas ante los monopolios, los banqueros, el imperio.
Porque, como dijo el poeta, 
A lo mejor es una fiebre que no cura. /
A lo mejor es rebelión y está viniendo”.

A 86 años de su nacimiento:
El Che sigue naciendo en cada lucha por la vida digna.
El Che vive en cada batalla por el socialismo.


Reproducimos nota publicada en La Llamarada Nº 4:
El Che: nuestra bandera (y algo más que una bandera)

“Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adoptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo”. En este ensayo escrito en 1965, publicado por primera vez en la revista Marcha de Uruguay, a la que fue destinado como carta, Ernesto Guevara, sienta posición. El escrito se conocería con el tiempo como “El socialismo y el hombre en Cuba”, y con justicia es uno de los textos más leídos del Che. No hay en sus líneas anuncios excesivamente novedosos o enunciaciones rimbombantes, aunque sí gran condensación y síntesis: el ser humano como centro en la construcción de la sociedad nueva, el papel de la conciencia en esos cambios, la oposición al mercado y su lógica, incluso (o con más razón) cuando se está en el marco de un proceso revolucionario. El Che es símbolo de rebeldía, de ética militante, de espíritu combatiente y de moral revolucionaria. Pero su legado no se agota en esa dimensión, por cierto valiosa. El Che, sus textos, su praxis dejan una impronta también en el terreno intelectual y en la arena política. Su rostro, impreso en serie como una estampita, asusta. Con justa razón, más de un militante ve ese fenómeno mediático con preocupación: desde el poder se promueve la repetición de su imagen, pero amputada de su práctica y de su pensamiento. Y hasta sucede que muchas veces, mediante operaciones o recorridos diversos, desde la izquierda y el pueblo se reeditan lecturas que incurren en errores análogos a aquellos. Así, la visión del guevarismo, o del propio Che, muchas veces se reduce, ya sea en tono de polémica desde otra corriente, ya para exaltarlo desde la adhesión a sus ideas, a un conjunto de rasgos superficiales, o tomados de manera fragmentaria. Digámoslo claramente: el guevarismo no consiste en el uso de un pañuelo al cuello y melena. Tampoco en la predilección por lo militar y la acción directa, en reemplazo del trabajo entre las masas y la formación teórica. Lamentablemente, muchas veces tanto sus detractores como algunos de quienes dicen seguirlo sostienen visiones del Che y de su legado político que rozan el grotesco. El Che no es aquella estampita, ni el cultor de la pólvora; tampoco, y cabe decirlo con prisa, es un fetiche al cual leer en un diván o desmenuzar por puro regocijo académico.
El Che orientó, y orienta, a miles con su ejemplo, con sus escritos y reflexiones. La Revolución Cubana, en la que tuvo un rol central junto a Fidel Castro, no solamente inspiró la lucha armada en América Latina y el Tercer Mundo, sino también demostró la viabilidad del socialismo en estas regiones. Alentando la idea de que los invasores y enemigos de clase no son invencibles, a la par se sembraba la idea de que pese al carácter dependiente de nuestras economías, la pelea por el socialismo era necesaria y posible. La Revolución Cubana, y posteriormente los escritos del Che, señalaron el papel retardatario de las burguesías locales, y refutaron el cambio “por etapas” promovido desde las lecturas oficiales y ortodoxas del marxismo enlatado en una Unión Soviética que se apartaba cada vez más de su sendero original. El Che, su lucha y sus escritos hicieron más notorio el papel reformista de tantos Partidos Comunistas latinoamericanos que, negando la experiencia de la propia Revolución Rusa del 17, huían de la lucha por el socialismo alegando un desfasaje histórico en nuestro continente que impedía siquiera pensar en dar esa pelea. La enseñanza histórica, sintetizada por Guevara, mostraba el camino de un antiimperialismo que, a la par, luchara por el socialismo. Es decir, que descartara la alianza con las burguesías autóctonas y sus FF.AA.
Así como en plano filosófico, desde un marxismo nutrido de los clásicos pero alejado de los dogmas, el Che concedía un papel central al ser humano, en el plano político, la toma del poder ocupó la especial atención que merecía. Sus detractores confundirán, adrede o no, la concepción y el papel que el Che otorga a la estrategia político-militar con una visión caricaturesca, donde un grupo reducido y aislado se hace con el poder por medio de un pase de prestidigitación. Para desacreditar esas versiones ligeras, baste mencionar el minucioso y exhaustivo trabajo de los revolucionarios entre las masas durante la Revolución Cubana, tanto en el medio rural como –pese a su poco estudiado papel- en el medio urbano.    
Los aportes del Che fueron retomados por distintos grupos que se plantearon como él la construcción del socialismo en sus respectivos países. Hoy, la posibilidad cierta de una revolución a escala continental y global, como el Che la entendía, se nos muestra tal vez más remota que hace medio siglo. Pero sin embargo, queda del Che bastante; tal vez, más que hace algunos años, donde se veía reducido casi inexorablemente a una bandera moral contra la globalización y la barbarie neoliberal. Embrionariamente aún, algunos núcleos políticos, agrupaciones de izquierda independiente o extra-institucional lo retoman desde su dimensión teórica. Cabe todavía defenderlo de su versión de póster, de su lectura cómoda y parcial; defenderlo de los que lo usan como ícono, casi religiosamente, pero en sus prácticas políticas no dudan en encolumnarse tras cualquier fracción de la burguesía; sea del reformismo liberal, sea del populismo de verba nacionalista, según sople el viento.
Ante su lectura segmentada o su mistificación por medio del estalinismo reciclado, del populismo gobernante, o del progresismo de feria, es necesario levantar al Che y su legado con una visión de totalidad. Su lectura, y el estudio de su praxis, siguen dejando en evidencia a los que promueven sin empacho las opciones más genuflexas escudándose siempre bajo la preferencia por el mal menor. Su caracterización acerca de las burguesías locales como furgón de cola del imperialismo, que regía taxativamente hace más de cuatro décadas, no ha hecho más que reafirmarse a pasos agigantados hasta la actualidad. Por eso, en pleno siglo XXI, sigue flameando su rostro en una bandera roja, y con él, una consigna imperecedera: “Revolución Socialista o caricatura de Revolución”.

(En “La Llamarada” Nº 4; octubre 2010)