sábado, 26 de julio de 2014

26 DE JULIO: ANIVERSARIO DEL ASALTO AL CUARTEL MONCADA



Un 26 de julio, en 1953, alrededor de 160 militantes, la mayoría de ellos jóvenes, liderados por Fidel y Raúl Castro junto con Abel Santamaría, se alzaban en contra de la dictadura más sangrienta y decadente que había tenido Cuba. El lugar elegido para el levantamiento era la provincia de Santiago de Cuba, de tradición combativa, donde se hallaba el cuartel Moncada, bastión de la tiranía. Ese cuartel fue objetivo de esta acción revolucionaria, que estaba concebida como inicio de una sublevación popular. El asalto, que fue derrotado militarmente y que generó un duro golpe para los rebeldes, trajo consigo numerosas bajas para los insurgentes: algunos caídos durante el enfrentamiento, pero la mayoría mediante ejecución, torturas mediante, de los que eran tomados prisioneros.
Esta acción, sin embargo, representó un hito: ese levantamiento fue un símbolo de lucha que retomó una generación dentro y fuera de la isla; fue una batalla de resultado adverso pero que marcó el camino para que seis años después el ejército rebelde, de la mano del Movimiento 26 de julio y acompañado por diversas manifestaciones de lucha desde la montaña y el llano, lograra derrotar a la dictadura de Batista y emprender el camino para que Cuba se librara del imperialismo yanqui y comenzara la construcción del socialismo en nuestro continente. Esa acción, y la Revolución Cubana misma, alentaron experiencias que se plantearon no sólo una política asentada en la clase trabajadora y el pueblo desde una perspectiva socialista, sino la posibilidad concreta de la lucha por el poder.

Reproducimos a continuación un extracto de la palabra de Fidel Castro, protagonista de aquel levantamiento y del triunfo revolucionario en Cuba: 

“Nosotros trabajamos para la victoria, no para la derrota, y sufrimos un revés muy duro. Pero además, ese revés había costado el sacrificio de muchos compañeros. Si antes del ataque al Moncada me sentía obligado con el país, después del ataque me sentí mucho más obligado. (…) Nosotros estábamos absolutamente convencidos de que teníamos la razón. Y ese factor nos daba fuerzas para enfrentarnos a aquellos momentos tan difíciles, profundizar más, exponer ante el pueblo los objetivos de nuestra lucha, enfrentarnos a la campaña de calumnias del gobierno y crear las condiciones para que si nuestra generación no podía realizar esas tareas, las pudiera realizar otra generación. Es decir, sembrar la semilla y ofrecer el ejemplo, que ya no era el ejemplo personal mío sino era el ejemplo de todos los compañeros que habían luchado y se habían sacrificado. Teníamos el deber de hacer el máximo esfuerzo para que ese sacrificio no fuera inútil. Todos nosotros y toda nuestra generación recibió una gran influencia de Martí, y una gran influencia de las tradiciones históricas de nuestra Patria, que habían sido tradiciones de lucha muy duras por su independencia, y tradiciones realmente muy heroicas, que ejercían una gran influencia en todos nosotros. Yo en ese momento tenía una doble influencia, que la sigo teniendo hoy: una influencia de la historia de nuestra patria, de sus tradiciones, del pensamiento de Martí, y de la formación marxista-leninista que habíamos adquirido ya en nuestra vida universitaria. (…) No se puede separar una cosa de la otra en la historia de nuestro país. Porque Martí en su época cumplió la tarea que le correspondía y fue exponente del pensamiento más revolucionario. Pudiéramos decir, que para nosotros la vinculación de ese pensamiento patriótico, de ese pensamiento revolucionario con el pensamiento revolucionario más moderno, con el marxismo-leninismo fueron los elementos que más influyeron en nosotros y que más, realmente, nos inspiraron. Y que no podía ser de otra forma, porque en países como Cuba la liberación nacional y la liberación social están estrechamente unidas. Martí significó el pensamiento de nuestra sociedad, de nuestro pueblo en la lucha por la liberación nacional. Marx, Engels y Lenin, significaban el pensamiento revolucionario en la lucha por la revolución social. En nuestra patria, liberación nacional y revolución social se unieron como las banderas de la lucha de nuestra generación.”

Fidel Castro; en la revista “Cuba Internacional”, 1978. En http://www.cubadebate.cu/

Hoy, tras una avanzada contrarrevolucionaria de magnitud planetaria, la realidad de la clase trabajadora es bien distinta. También lo es la realidad de Cuba que sigue resistiendo pero con enormes dificultades económicas y sin el impulso político de antaño. Sin embargo, la necesidad del socialismo, está cada vez más vigente. A 61 años de aquel levantamiento, somos muchos los que rendimos nuestro homenaje a aquellos revolucionarios. Somos muchos quienes seguimos soñando con una patria, un continente y un mundo donde no haya lugar para dictadores como los que la Revolución Cubana derrotó, pero tampoco para la explotación, la depredación y la opresión que el capitalismo hoy siembra a nivel global. Somos muchos los que respetamos y admiramos a todos los revolucionarios que en toda la extensión de nuestro continente se atrevieron a dar el primer paso, aun cuando no éste no se viera culminado con el triunfo final. Somos muchos los que esquivando los espejitos de colores y las alianzas con el “mal menor”, seguimos peleando día a día por la verdadera soberanía e independencia, por el único antiimperialismo posible: por el socialismo. Somos muchos los que estamos empecinados en construir hoy las condiciones que hagan posible esa meta.

DEL MONCADA A LA REVOLUCIÓN

NO HAY SOBERANÍA NI INDEPENDENCIA SIN SOCIALISMO

No hay comentarios:

Publicar un comentario