jueves, 17 de julio de 2014

VIVA PALESTINA LIBRE





La niña
En la playa hay una niña, la niña tiene familia
y la familia una casa.
La casa tiene dos ventanas y una puerta...
En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan
por la playa: cuatro, cinco, siete.
Caen sobre la arena. La niña se salva por poco,
gracias a una mano de niebla,
una mano no divina que la ayuda. Grita: ¡Padre!
¡Padre! Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros.
El padre, amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible,
no responde.
Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.
La lleva en volandas la voz más alta y más lejana de
la playa. Grita en la noche desierta.
No hay eco en el eco.
Convierte el grito eterno en noticia
Rápida, que deja de ser noticia cuando
los aviones regresan para bombardear una casa
con dos ventanas y una puerta.
Mahmud Darwish (poeta palestino; 1941-2008)
Documento de identidad
Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?
Regístrame,
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, con paciencia, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la hierba.
Mi padre… de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Me mostró el orgullo del sol
antes de enseñarme a leer.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace mi condición?…
Soy nombre sin apodo.
Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un kuffiah;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en las calles.
Y cuyos hombres todos
están en la cantera o en el campo
y ansían el comunismo.
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que sólo nos dejaste
estas rocas…
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?…
Escribe, pues…
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Mas, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!…
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!
Mahmud Darwish (poeta palestino; 1941-2008)

¡Esto no es una guerra, es un genocidio! 

¡Alto a los crímenes del Estado de Israel!

¡Por la libre autodeterminación de los pueblos!

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