domingo, 4 de noviembre de 2012

Agustín Tosco - A 37 años de su muerte



Agustín Tosco
A 37 años de su muerte


Es necesario, como sociedad, recuperar y reflexionar sobre nuestra historia reciente, en la que hubo hombres y mujeres que lucharon, construyeron y amaron tanto a su pueblo, que dieron su vida por construir un país donde no hubiera miseria, donde no hubiera desigualdad, donde primara la felicidad.

Agustín Tosco fue uno de esos hombres.  
Si bien en muchos sentido Tosco fue, como dicen “un fuera de serie”, también que fue un trabajador, como tantos, un hombre común y corriente, como nosotros, que se dispuso a recuperar la política en las manos del pueblo, reivindicando el derecho a construir su destino. Fue un trabajador que creyó en la posibilidad de transformar colectivamente la sociedad y que en ese camino, por su perseverancia, por su coherencia, por su honestidad, se convirtió en un dirigente nacional.

Luchador incansable por la unidad de todos los trabajadores, como dirigente sindical  supo diferenciarse siempre de otros “líderes” que llevaban su función desde mullidos sillones, alejados de toda relación sincera con el pueblo.
El pensamiento de Tosco se fue consolidando, profundizando su conocimiento y a su vez influyendo en sus compañeros en cuanto al papel que debía cumplir el sindicato, sobre la base de una permanente vinculación entre dirigentes y afiliados, tanto en la sede gremial como en los lugares de trabajo, que nunca abandonó, y teniendo la democracia de bases como forma de organización.

Valoraba el estudio y promovía la formación de sus compañeros obreros, estimulándolos a auto superarse, a reflexionar, a comprender los problemas sociales y sus causas. En el marco de los gobiernos dictatoriales que asolaron nuestro país, Tosco promovía “la reivindicación consecuente de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de los trabajadores y simultáneamente [buscaba] sumar los máximos esfuerzos desde su terreno específico para que políticamente el poder [fuera] ejercido [efectivamente] por el  Pueblo”.

Tosco promovía la unidad de todos los sectores populares, pero no a unidad vacía, sino convocándolos a construir un proyecto colectivo de transformación social. Entendía que era posible y necesario hacerlo y no temía enfrentar a quienes se opusieran en ese camino.

La experiencia de las luchas de masas de 1969, y en particular el Cordobazo, hicieron a Agustín Tosco figura nacional e internacional. Las sucesivas prisiones a las que fue sometido, en Villa Devoto y más tarde en la cárcel de Rawson, impuestas para neutralizarlo, no sirvieron sin embargo para acallarlo. No le tembló la voz al continuar denunciando las vejaciones de los gobiernos dictatoriales y antidemocráticos. Y tampoco dudó en reivindicarse como compañero de los grupos revolucionarios que en los ’70 se organizaban militarmente para plasmar su proyecto revolucionario.

Hoy, cuando desde distintos lugares se recupera y reivindica la figura de Tosco sólo como un ejemplo de lucha inclaudicable, de perseverancia, de honestidad, es indispensable recuperar cuáles eran los objetivos claros de esa lucha.
Agustín Tosco impulsó y luchó para construir un sindicalismo que no fuera un apéndice del sistema que se apoya en dirigentes traidores para ponerlos a su servicio, sino un sindicalismo de liberación, un sindicalismo que, promoviendo la más amplia y democrática participación de las bases, asumiera su papel político  con una perspectiva revolucionaria, que se constituyera como una palanca para emancipación social. Y en ese camino, apostaba a la unidad del pueblo y del movimiento obrero, pero teniendo claro que no había alianzas posibles con los explotadores ni con sus representantes: “Porque nuestro pueblo luchará y queremos continuar la lucha juntos. (...) No nos remitimos sólo a las reivindicaciones democrático-burguesas; no nos remitimos a la plena vigencia de las instituciones demo-liberales; estamos hablando ya de la nueva sociedad; (…) estamos hablando de socialismo... Indudablemente que no será fácil, como no lo fue hasta ahora ese camino. Tendremos dificultades; tendremos represión, tendremos encarcelamientos, torturas y asesinatos. Porque evidentemente, la oligarquía y el imperialismo, la sociedad capitalista en su conjunto, no va a resignar así, alegremente, este estado de cosas que le favorecen sus privilegios y sus arbitrariedades. (...) Por eso queremos hacer una exhortación final a todos los compañeros: hablemos a cara descubierta de ese gran ideal que es el socialismo. (…) debemos levantar la bandera proletaria del socialismo. Porque nosotros no tememos a la reacción; la estamos derrotando y hemos de construir en breve plazo, por el camino de la liberación nacional y social latinoamericana, esa gran patria socialista, con la que todos estamos comprometidos y por la que damos sentido a nuestra sangre y a nuestra propia vida”[1].

Desde Hombre Nuevo, recuperando la lucha de Tosco como expresión de las más importantes luchas revolucionarias del movimiento obrero, nos sumamos a todos los hombres y mujeres comunes que estudiamos y trabajamos cada día, que podemos y debemos abocarnos a construir ese otro país, en el que el ser humano sea la medida de todas las cosas, recordando como sostenía el Gringo que “el futuro es de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo, de nuestra esperanza” y que “(…) esos que estén dispuestos a luchar, esos triunfarán”.

Agrupación Hombre Nuevo
3 de noviembre de 2012


[1] Fragmentos del discurso de Agustín Tosco en el IV Plenario Nacional Intersindical, en Lannot, Amantea y Sguiglia; op. cit.; pp. 295 a 302.

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