Agustín Tosco
A 37 años de su muerte
Es necesario, como sociedad, recuperar y reflexionar
sobre nuestra historia reciente, en la que hubo hombres y mujeres que lucharon,
construyeron y amaron tanto a su pueblo, que dieron su vida por construir un
país donde no hubiera miseria, donde no hubiera desigualdad, donde primara la
felicidad.
Agustín Tosco fue uno de esos hombres.
Si bien en muchos sentido Tosco fue, como dicen “un fuera
de serie”, también que fue un trabajador, como tantos, un hombre común y
corriente, como nosotros, que se dispuso a recuperar la política en las manos
del pueblo, reivindicando el derecho a construir su destino. Fue un trabajador
que creyó en la posibilidad de transformar colectivamente la sociedad y que en
ese camino, por su perseverancia, por su coherencia, por su honestidad, se
convirtió en un dirigente nacional.
Luchador
incansable por la unidad de todos los trabajadores, como dirigente sindical supo diferenciarse siempre de otros “líderes”
que llevaban su función desde mullidos sillones, alejados de toda relación
sincera con el pueblo.
El pensamiento de Tosco se fue
consolidando, profundizando su conocimiento y a su vez influyendo en sus compañeros en cuanto al papel
que debía cumplir el sindicato, sobre la base de una permanente
vinculación entre dirigentes y afiliados, tanto en la sede gremial como en los
lugares de trabajo, que nunca abandonó, y teniendo la democracia de bases como
forma de organización.
Valoraba el
estudio y promovía la formación de sus compañeros obreros, estimulándolos a
auto superarse, a reflexionar, a comprender los problemas sociales y sus
causas. En el marco de los gobiernos dictatoriales que asolaron nuestro país, Tosco
promovía “la reivindicación consecuente de los derechos económicos, sociales,
políticos y culturales de los trabajadores y simultáneamente [buscaba] sumar
los máximos esfuerzos desde su terreno específico para que políticamente el
poder [fuera] ejercido [efectivamente] por el
Pueblo”.
Tosco
promovía la unidad de todos los sectores populares, pero no a unidad vacía, sino
convocándolos a construir un proyecto colectivo de transformación social. Entendía
que era posible y necesario hacerlo y no temía enfrentar a quienes se opusieran
en ese camino.
La experiencia de las luchas de masas de 1969, y en
particular el Cordobazo, hicieron a Agustín Tosco figura nacional e
internacional. Las sucesivas prisiones a las que fue sometido, en Villa Devoto
y más tarde en la cárcel de Rawson, impuestas para neutralizarlo, no sirvieron
sin embargo para acallarlo. No le tembló la voz al continuar denunciando
las vejaciones de los gobiernos dictatoriales y antidemocráticos. Y tampoco
dudó en reivindicarse como compañero de los grupos revolucionarios que en los
’70 se organizaban militarmente para plasmar su proyecto revolucionario.
Hoy,
cuando desde distintos lugares se recupera y reivindica la figura de Tosco sólo
como un ejemplo de lucha inclaudicable, de perseverancia, de honestidad, es
indispensable recuperar cuáles eran los objetivos claros de esa lucha.
Agustín Tosco impulsó y luchó para
construir un sindicalismo que no fuera un apéndice del sistema que se apoya en
dirigentes traidores para ponerlos a su servicio, sino un sindicalismo de
liberación, un sindicalismo que, promoviendo la más amplia y democrática
participación de las bases, asumiera su papel político con una perspectiva revolucionaria, que se
constituyera como una palanca para emancipación social. Y en ese camino, apostaba
a la unidad del pueblo y del movimiento obrero, pero teniendo claro que no
había alianzas posibles con los explotadores ni con sus representantes: “Porque nuestro pueblo
luchará y queremos continuar la lucha juntos. (...) No nos remitimos sólo a las
reivindicaciones democrático-burguesas; no nos remitimos a la plena vigencia de
las instituciones demo-liberales; estamos hablando ya de la nueva sociedad; (…)
estamos hablando de socialismo... Indudablemente que no será fácil, como no lo
fue hasta ahora ese camino. Tendremos dificultades; tendremos represión,
tendremos encarcelamientos, torturas y asesinatos. Porque evidentemente, la
oligarquía y el imperialismo, la sociedad capitalista en su conjunto, no va a
resignar así, alegremente, este estado de cosas que le favorecen sus
privilegios y sus arbitrariedades. (...) Por eso queremos hacer una exhortación
final a todos los compañeros: hablemos a cara descubierta de ese gran ideal que
es el socialismo. (…) debemos levantar la bandera proletaria del socialismo.
Porque nosotros no tememos a la reacción; la estamos derrotando y hemos de
construir en breve plazo, por el camino de la liberación nacional y social
latinoamericana, esa gran patria socialista, con la que todos estamos
comprometidos y por la que damos sentido a nuestra sangre y a nuestra propia
vida”[1].
Desde
Hombre Nuevo, recuperando la lucha de Tosco como expresión de las más
importantes luchas revolucionarias del movimiento obrero, nos sumamos a todos
los hombres y mujeres comunes que estudiamos y trabajamos cada día, que podemos
y debemos abocarnos a construir ese otro país, en el que el ser humano sea la
medida de todas las cosas, recordando como sostenía el Gringo que “el futuro es de nuestro esfuerzo, de nuestro
trabajo, de nuestra esperanza” y que “(…) esos que estén dispuestos a luchar,
esos triunfarán”.
Agrupación
Hombre Nuevo
3 de noviembre de
2012
[1] Fragmentos del discurso de Agustín Tosco en el IV Plenario Nacional
Intersindical, en Lannot, Amantea y Sguiglia; op. cit.; pp. 295 a 302.
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