Terraplén a los costados, al sur de la ciudad,
Barracas, las vías. Mariano Ferreyra, en el centro de este escenario, junto a
los trabajadores precarizados del Ferrocarril Roca. Un puñado de compañeros, de
laburantes, de militantes movilizados por las calles suburbanas. Es 20 de
octubre de 2010 y va a haber un crimen. Y de ese crimen saldrán a la luz, otra
vez, los dispositivos que el Estado emplea para aplacar la lucha de los
trabajadores.
El asesinato de Mariano instaló en la agenda política
el problema de la precarización laboral que de la mano de la tercerización
involucra a casi la mitad de los trabajadores ocupados en todo el país. Este
vil asesinato es la punta de un ovillo que entrelaza a las empresas privadas,
al Estado y a la burocracia sindical en permanente complicidad para mantener un
status quo, un orden social: el
mandato del capital y la dentellada mortal del lucro. El asesinato de Mariano
trajo a escena, otra vez, un método represivo vigente: la tercerización de la represión con patotas, en la que el Estado (la policía, la gendarmería,
etc.) se desentiende para pagar menores costos políticos.
Mariano tenía 23 años y sabía ya, y desde hacía un
tiempo, de qué lado ponerse. Eligió la izquierda, eligió a los de abajo. A
partir del juicio por su asesinato, la denuncia y la lucha unificada de
múltiples organizaciones se logró llevar al banquillo de los acusados a uno de
los máximos representantes de la burocracia sindical como responsable
intelectual: José Pedraza, secretario general de la UF y secretario de cultura
de la CGT. Esto es una novedad con respecto a otros casos en los que los
responsables intelectuales y políticos siguen libres, sin ser enjuiciados, sin
condena, como el caso de los responsables de los asesinatos de Darío, Maxi y
Fuentealba. Sin embargo, como en esos mismos casos, los responsables de mayor
jerarquía política, por ejemplo el ministro Tomada, que siguió, después del
crimen de Ferreyra, manteniendo charlas muy fraternales con Pedraza y dando
cuenta de su complicidad con la represión y la corrupción, no han sido juzgados.
La articulación de las burocracias sindicales con los gobiernos de turno para
frenar las conquistas de los trabajadores que ponen en cuestión a esa dirigencia
sindical ha quedado explicitada en este caso. También el papel de esas mismas
burocracias y del Estado como garantes de los intereses de los capitalistas:
los trabajadores tercerizados de UGOFE, empresa que promueve y administra la contratación
de mano de obra por fuera de la planta permanente del ferrocarril, iniciativa
del kirchnerismo en 2004, ganaban en ese año menos de la mitad del salario de
un trabajador efectivo.
En este sentido, en tiempos en que se pregona la democratización
de la justicia debemos exigir como sociedad una efectiva transformación
estructural de la misma que, con reformas mediante, sigue siendo una justicia
que condena a los más pobres y persigue a los luchadores sociales, deja en
libertad a los responsables de estos asesinatos políticos y sostiene las más
grandes injusticias protagonizadas por los sectores privilegiados. Además, en
tiempos en que las burocracias sindicales (CGT y CTA) se unen en luchas que van
detrás de intereses de distintos sectores de la burguesía, se pone de
manifiesto la necesidad de que desde los trabajadores construyamos una
alternativa de los trabajadores independiente del Estado y de cualquier
patronal.
Dice la letra: “No habrá hombre
muerto si no se olvida” y agregamos no habrá justicia sino se lucha por un
castigo ejemplar a los responsables materiales, intelectuales y políticos del
asesinato de Mariano Ferreyra.
Este 19 de abril
se dará a conocer la sentencia en los tribunales de Comodoro Py, por eso
convocamos a movilizarnos a las 9.30 hs para pedir perpetua para Pedraza y que
se investigue, se juzgue y se condene a los responsables políticos que gozan de
impunidad.
Agrupación
Hombre Nuevo – 18 de abril de 2013