Defender a Venezuela de los golpistas profundizando la lucha por el socialismo
Sectores de extrema derecha, desprendidos del frente opositor MUD (“Mesa de Unidad Democrática”), como es el partido “Voluntad Popular” de Leopoldo López, encabezan de manera visible las movilizaciones y acciones contra el gobierno venezolano que se mantienen desde la semana pasada. Alentados por fracciones concentradas de la burguesía local y extranjera, con apoyo del gobierno de los Estados Unidos y el paramilitarismo colombiano, el bloque opositor converge en un intento de desestabilización hacia el gobierno venezolano y el proceso bolivariano.
Los grupos reaccionarios caribeños y extranjeros han lanzado una ofensiva. Lo hacen agazapados ante la real gravedad de la situación económica de Venezuela, que implica una fuerte devaluación y el actual desabastecimiento en muchos rubros; desabastecimiento sustentado en deficiencias estructurales de su economía, pero reforzado por una maliciosa especulación empresarial. Este sector opositor, que ha desplegado cierto poder de movilización y acaudilla a una fracción del estudiantado universitario, no tiene como programa resolver ninguno de los problemas de la clase trabajadora y el pueblo, sino avanzar sobre las conquistas sociales y aplicar un plan en el cual los monopolios privados se apropien de la totalidad de la renta petrolera. Sus protestas, carentes de componentes reivindicativos y notoriamente políticas, poseen un abierto carácter anticomunista y xenófobo.
La reacción es capaz de respetar la voluntad de las mayorías sólo cuando logra imponer su posición. De poco servirá la mayoría del gobernante PSUV en las urnas ante una clase social que no piensa renunciar a sus privilegios pacíficamente. La derecha derrotada electoralmente avanza ahora en el terreno de la sedición. No será con llamados al diálogo o a la pacificación, ni con prédicas institucionalistas o con la demonización de quienes cortan calles que el gobierno venezolano logrará detener a los provocadores y golpistas. Los millares de socialistas venezolanos que apuestan a profundizar el proceso de cambio obtendrán sus reivindicaciones saliendo ellos también a las calles, como en 2002 y como tantas veces.
El menor avance reaccionario en el hermano país significaría un retroceso para los trabajadores en todo el hemisferio. Y a no confudirse: lejos de los relatos y los discursos del reformismo o la reacción, las diferencias entre Venezuela y nuestro país son notorias. Nuestro gobierno ha sustentado su existencia en desmovilizar al pueblo y recomponer la gobernabilidad burguesa, y ha pregonado desde siempre su carácter capitalista, sin apostar jamás a una salida en defensa de los trabajadores: nuestro gobierno es un paréntesis entre dos ajustes clásicos. Venezuela, en cambio, encabeza un rico aunque inconcluso proceso de cambios no exento de contradicciones, ha puesto freno en gran medida a las pretensiones imperiales sobre el hemisferio, y ha significado una bocanada de aire para los socialistas de nuestro continente; incluso para quienes reniegan de dicho proceso por considerarlo una variante reformista del dominio burgués. Lo cierto es que ese complejo proceso se halla en una encrucijada.
El deber de los trabajadores latinoamericanos: el más enérgico y unánime repudio a cualquier intento golpista en Venezuela. La defensa del actual gobierno bolivariano y el repudio a la reacción deben ser enérgicos. La única manera de no retroceder ante la ofensiva del enemigo, es avanzar por un verdadero socialismo.-
La movilización del pueblo no sólo puede frenar a los sediciosos; puede ser el puntapié para avanzar de manera definitiva sobre la clase parasitaria que nutre material e ideológicamente a los golpistas. Es hora de profundizar la lucha por una Venezuela socialista.
AGRUPACIÓN HOMBRE NUEVO, 18 de Febrero de 2014