Ante la ofensiva patronal: unamos por abajo nuestras luchas
La inflación: una herramienta para despojar a los que vivimos de nuestro salario
Pese al anuncio de un acuerdo de precios de muy acotado alcance por su efectiva aplicación y por su breve duración, la inflación sigue carcomiendo el poder de compra del salario, que tiene un carácter alimentario y de supervivencia. Este proceso inflacionario implica una transferencia concreta de fondos desde las grandes mayorías que viven de su sueldo hacia los sectores que cuentan, en tanto dueños de los medios de producción, con la posibilidad de derivar alzas en los costos o bien “remarcar precios” y especular para ganar aún más en este contexto de escalada inflacionaria. El dólar paralelo, rondando los $ 8, no es sólo una restricción al turismo en el extranjero, como intenta señalarse desde usinas oficialistas. Esa cotización impuesta en el mercado incide sobre los precios de muchos productos y va marcando una brecha cada vez más difícil de sostener entre éste y el dólar oficial, que abarca solamente a una parte de las operaciones bursátiles y productivas.
Mientras que para el intervenido y desacreditado INDEC la inflación de febrero fue de 0,7% y no afectó al rubro alimentos, mediciones de consultoras privadas la ubican entre un 1,7 y un 2% promedio.
Según estimaciones del sindicato ATE y la Universidad de Rosario, la canasta básica para una familia tipo ronda los $7.500, muy lejos de los $2.875 que rigen como salario mínimo desde febrero de este año, pactado por el gobierno y las centrales oficialistas (CGT Caló y CTA Yasky) en uno de sus tantos actos de obsecuencia sindical.
Cabe recordar que para el 35% de trabajadores cuya relación laboral se da en la informalidad que el mercado y el llamado “modelo” imponen, ni siquiera rige, más que como una referencia, ese magro monto salarial.
Paritarias: un techo bajo. Ganancias: un piso que no sube demasiado
Completan el escenario los lineamientos impuestos desde el ejecutivo, mediante el Ministerio de Trabajo y con la complicidad de las burocracias sindicales de diversos colores, para que los aumentos de salarios en estas paritarias sean de entre un 20 y un 22% y cómodas cuotas. El gobierno nacional, con la pasividad de la dirección de CTERA, ha decretado en la paritaria docente un monto que va en esa dirección (22% en tres tramos) y que implica una manifestación concreta de ponerle techo a los reclamos salariales, y de hacerlo por debajo del 25% de inflación proyectada para este año. Esta paritaria es siempre una referencia para otros gremios por muchos motivos: por un lado, reúne a casi un millón de trabajadores; además, es el estado (Nación, en menor parte, y las Provincias) quien representa a la patronal.
Entre los acuerdos paritarios que ya cerraron podemos mencionar el caso de los Aceiteros, quienes luego de un paro nacional por tiempo indeterminado, consiguieron incrementos que oscilan entre el 22 % al 25 % de acuerdo a la categoría más una suma fija de $ 5.520 y el de Luz y Fuerza, quienes pactaron un incremento del 30 % en tres tramos durante un lapso de 18 meses. Si bien el sindicato de Luz y Fuerza había amenazado con un paro, este no llegó a concretarse y más bien lo preocupante es el antecedente de firmar una paritaria por más de un año afectando el salario real e inversamente beneficiando las ganancias de los empresarios, ya que los aumentos salariales los termina licuando la inflación.
Los precios suben y suben pero lo que no sube es el piso del mínimo no imponible. El último anuncio del gobierno de una suba del 20 % en el mínimo del impuesto a las ganancias, que rige a partir de este mes, es prácticamente una chantada. Por debajo de la inflación proyectada para este año, a lo que se suma un retraso de un año ya que en 2012 no se modificó el mínimo. En este nuevo esquema un trabajador soltero, según el tipo de convenio y el tipo de descuentos, paga ganancias a partir de los $ 8.360 brutos ($ 6.938 de bolsillo) y un casado con dos hijos, a partir de los $ 11.563 brutos ($ 9.597 netos). Al no modificase las escalas, cada vez más trabajadores quedan cerca de la tasa máxima del 35%. Además tampoco se han cerrado muchas paritarias, con lo cual probablemente para fin de año el porcentaje de trabajadores que pague ganancias será similar al del año pasado.
Tampoco suben los haberes jubilatorios. Actualmente la mínima, que reciben el 65 % de los jubilados, es de $ 2.165. Hasta tomando como referencia a las mentirosas estadísticas oficiales la cuenta es bastante clara: la mayoría de los trabajadores jubilados con este ingreso están a penas por debajo de la línea de pobreza.
Este panorama se completa con los ajustes que los gobiernos provinciales descargan sobre los trabajadores estatales, quienes terminan de rehenes de las internas entre los ejecutivos de las provincias y de Nación, sean estos del mismo partido o no, con la consecuente profundización de la precarización de la salud, la educación, los servicios sociales, etc.
Unidad y organización desde las bases
En estos próximos meses vencen varios de los acuerdos paritarios firmados hace un año. En un contexto económico y social más apremiante, probablemente la conflictividad sindical aumente, básicamente para defender las conquistas obtenidas y superar el techo salarial que gobiernos y empresarios, con complicidades sindicales, quieren imponer a los trabajadores.
La CGT-Moyano y la CTA- Michelli anunciaron para el 14/03 una movilización al Ministerio de Trabajo, haciendo eje en la discusión paritaria, la eliminación del impuesto a las ganancias, y la convocatoria a un nuevo Consejo del Salario. Si bien estos reclamos son legítimos, no debemos desconocer los intereses que expresan estas direcciones sindicales, quienes desde distintas perspectivas apuestan a armados con los sectores políticos más retrógrado de la sociedad (caceroleros y FAA; derecha del peronismo, macrismo, FAP, etc) y no articulan un plan de lucha sostenido, por abajo, superando la fragmentación, anteponiendo sus aspiraciones políticas personales por sobre la defensa de las reivindicaciones de los trabajadores que pretenden representar. Estas mismas direcciones sindicales poco hacen por la defensa de los cientos de miles de trabajadores desocupados o que trabajan bajo diversas modalidades de precarización laboral (trabajo esclavo, informal, contratados, fuera de convenio, etc). Más allá de alguna declaración para la tribuna, lo cierto es que no han tomado este problema en la lucha concreta, en las calles y lugares de trabajo, denunciando a empresarios y gobiernos que utilizan la flexibilización laboral como una estrategia para fragmentar a la clase trabajadora, avanzando sobre sus conquistas.
Como contrapartida, resaltamos la experiencia y el ejemplo de lucha de los docentes neuquinos, quienes con decisión vienen enfrentando en las calles la ofensiva del gobierno fascista de Sapag quién pretende impulsar una “consulta popular” para cercenar el derecho a huelga, criminalizar la protesta, con la intención de declarar a la educación como un servicio indispensable, al igual que se intentó hacer tiempo atrás con el subte. Garantizar el derecho a la educación es una función inalienable del Estado. ¡Que los docentes tengan salarios dignos también es garantizar el derecho a la educación! La lucha de los docentes neuquinos, encabezada por ATEN sindicato recientemente recuperado, nos enseña que hay que unir por abajo, la necesidad de generar marcos unitarios desde la izquierda y asegurar nuestra independencia como clase trabajadora de cualquier expresión que no represente nuestros intereses sino el de los patrones.
- Por un salario igual a la canasta familiar.
- No al impuesto al salario.
- Ningún techo a las paritarias. Aumentos salariales indexados a la inflación.
- Pongamos fin a la precarización laboral. No a la precarización del trabajo y de la vida.-
- Basta de criminalizar la protesta social. Defendamos nuestro derecho a huelga.
- Por una educación y salud pública, gratuita y de calidad.
- Más impuestos a los ricos, más derechos a los de abajo.
Agrupación Hombre Nuevo
14 de marzo de 2013
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